Tenía tiempo que no iba a la playa. Creo que la última vez que me paré en ella fue hace mucho nos tomamos unas chelas y platicamos dos que tres pendejadas, aunque no tratamos de componer al mundo. Esta vez tampoco traté de componerlo, creo que poco a poco me he ido deshaciendo de ese vicio adolescente, y sólo me queda cierto dejo de cinismo... o algo que se le parece. Nos echamos unas chelas, una cáscara y una plática llena de modismos tijuanenses. Que si el hank por aquí, que si la bañada por allá... mamadas de esas.Me gustaría decir que el cielo tenía algo especial, que la gente se veía diferente o que tal vez por ese instante me sentí agradecido por pisar la arena drenada y las sabritas que la Vitola se atrevió a desperdiciar como si fueran abrazos decembrinos. Pero no fue así. Me doy cuenta de que el día que me largue de este intento de ciudad, no extrañaré ninguna parte de ella. Todos sus putos rincones, a pesar del tiempo que llevo de recorrerlos, me son ajenos. No me pertenecen y saben perfectamente que no les pertenezco. Y la gente me dice "ah, tienes dieciocho años viviendo aquí, entonces ya eres de aquí", pero no es cierto, no lo soy.Aquí la perrada trae consigo sus pesebres y pretende llenarlos de corales y ceviche, de gringas, de sol y de cerveza. Se comieron tantos folletos publicitarios que creen que en verdad este es el paraíso o que hay que correr como ratas lo más rápido posible a Playa de rosarito o San Felipe, el nuevo gran paraíso.Yo no supe dónde tiré mi pesebre, así que no hay nada en esta sodoma que pueda llevar conmigo. Sus trincheras son tentadoras, o eso dicen, pero no me seducen. Ni ellas ni sus putas ni el tam tam primitivo de sus tambores.Lo sufriré por los recuerdos... o algunos de ellos. Porque a pesar de las contusiones, uno se acostumbra a las personas, a sus palabras, a sus gestos, a sus moditos chistosos de caminar o de iniciar una plática intrascendente que no dejará mayor beneficio que la dulce calidez de la compañía. Y yo amo esas cosas, Buba, las amo.Pero aun así, se hundirán sus capillitas de placer, se hundirán entre el mar, la mierda y cincuenta mil toneladas de sargazo. Y no quiero estar aquí cuando eso pase. Quiero estar lejos, sentado en el suelo comiendo peyote o admirando encantado las luces de la aurora polar.Si sigo diligentemente los planes, tal vez el próximo año dé el primer paso y me vaya a morir a guanajuato. Y ojalá que sea así y que nunca regrese a vivir con esta ramera y su aliento alcohólico, porque ya estoy hasta el culo de levantarme en este clima húmedo y salado como una mujer en eterna calentura, y de tener que ver a los mismos animales convencidos de una buena suerte que sólo logro traducir en absoluta pendejez.O quien sabe, a lo mejor muerdo el anzuelo y termino ahogado en mi vómito, satisfecho entre las piernas de una rancherita, con quince latas de cerveza encima y sin un puto peso en la cartera... Pero, Judas, lo que has de hacer, házlo pronto. |
LETRA MUERTA
..."¡Alto! Ten cuidado conmigo, que soy especial. No me doblare ante nadie, no tendre miramientos. La ley del revolver es mi ley. Mi nombre es indomable. No creo en el consumo. Soy salvaje por naturaleza. Lo bello y lo bueno conforman lo justo. Creo en la sobriedad y en la pasion. Los mitos no existen. Solo creo en mi y en unos cuantos más. Primero juzgo y despues tolero"........................malditoo76@hotmail.com