Completamente gratis! Hasta la puerta de su hogar!Este post está dirigido a todo aquel que tenga un blog y ya lleve algún tiempo escribiendo en él. Si tú, lector de este muladar, no tienes un blog y nomás gustas de leer las barrabasadas ajenas, este post no es de tu incumbencia. Y me cae de madres que no lo digo por ser grosero, neta, sino porque sé que no lo entenderás.Cuando uno lleva cierto tiempo de mantener activo un blog, resulta imposible no mancharlo con la sangre de nuestras vísceras. Podrás contar una mentira tras otra, pero incluso ellas tendrán de esa sangre embarrada con brocha gorda o con pincelito quesque finolis, coño, es lo de menos, el caso es que andarás dejando pedaceras tuyas independientemente de lo que escribas... jojojo! y te sientirás harto orgulloso de eso.Uno piensa, ingenuo error, que las mamadas que se redactan en un blog, mientras reciben el aplauso de los tres lectores con los que se cuenta, son presumibles en la vida real, con la gente que uno conoce, trata y, ejem, quiere. Generalmente, la imagen que se proyecta en un blog, por fortuna o desgracia, ya ni sé, es diferente a la que uno proyecta en la vida real. Un blog es un pozo peligroso y sólo quien escribe en él sabe dónde está y qué hay en el fondo.Hace ya algún tiempo, por ejemplo, escribí un poema que empezaba así:
Cómeme el pito antes de que anochezca,
haz buches de leche y te diré que te amo,
pues darme tu pepa y también tu ano,
es buen pretexto pa' que mi amor florezca.
La carcajada general no se hizo esperar, todo el que comentó dijo que el dichoso poemita estuvo cagadísimo y que le gustó. Yo, como el buen niño educado que soy, agradecí las flores que me aventaron, pero sabía que ninguno tenía idea de que esa primera estrofa era un completo y vil azote por una situación por la que había pasado meses atrás.El punto de esto, pues, es que a pesar de que sabes que en tu trinchera hay cosas tan pinches incomprensibles a la primera, como esa, terminas por darle la dirección a la gente que quieres que te conozca mejor o que simplemente se ría con las estupideces que escribes.Si tienes suerte, lo que puedes recibir luego de que te lean, es una sonrisa condescendiente. Pero pueden pasar cosas peores, tales como perder una amistad, una pareja potencial o establecida, o ¡Buba nos proteja!, un cartón de chelas. Y es que hay demasiada información en un blog. Lo que tú escribiste durante, no sé, seis meses, la gente se lo chuta en dos días, y generalmente la impresión que les causa no es muy favorable que digamos. Consideran que tan variados o tan repetitivos estados de ánimo son dignos de terapia profesional, que algún tornillo en tu cabeza necesita ajuste o que, simplemente, estás pero bien pendejo. Esto no es ficción, hay casos documentados por muchos blogs, en los que sus autores tienen problemas por las cosas que escriben en sus changarritos. Es verdad que un tugurio como éste también te regala mucho, te puede regalar amigos a distancia [lo que me recuerda que tengo que ir al DF y a Monterrey a ponerme un par de buenas pedas] y ofrecerte puntos de vista tan pinches chingones, que difícilmente encontrarías en la gente que frecuentas. Curioso, ¿no?. Pero también está presente ese otro lado, que no deja de ser la navaja filosa al alcance del niño incauto.¿Un consejito? No le digan a nadie de su entorno que tienen un blog. Manténgalo celosamente en secreto, disfruten a sus tres lectores y agradezcan que Blogger aún no nos cobra por postear. Les será menos complicado, créanme.Y si quieren que alguien los conozca, coño, llévenlo a un hotel y déjense de mamadas.Jojojo! ¿saben qué es lo chistoso? que no seguirán el consejo, pues nadie experimenta en cabeza ajena, y de todos modos repartirán folletos con las direcciones de sus blogs. Pero, bueno, luego no digan que no les dijimos...
Cómeme el pito antes de que anochezca,
haz buches de leche y te diré que te amo,
pues darme tu pepa y también tu ano,
es buen pretexto pa' que mi amor florezca.
La carcajada general no se hizo esperar, todo el que comentó dijo que el dichoso poemita estuvo cagadísimo y que le gustó. Yo, como el buen niño educado que soy, agradecí las flores que me aventaron, pero sabía que ninguno tenía idea de que esa primera estrofa era un completo y vil azote por una situación por la que había pasado meses atrás.El punto de esto, pues, es que a pesar de que sabes que en tu trinchera hay cosas tan pinches incomprensibles a la primera, como esa, terminas por darle la dirección a la gente que quieres que te conozca mejor o que simplemente se ría con las estupideces que escribes.Si tienes suerte, lo que puedes recibir luego de que te lean, es una sonrisa condescendiente. Pero pueden pasar cosas peores, tales como perder una amistad, una pareja potencial o establecida, o ¡Buba nos proteja!, un cartón de chelas. Y es que hay demasiada información en un blog. Lo que tú escribiste durante, no sé, seis meses, la gente se lo chuta en dos días, y generalmente la impresión que les causa no es muy favorable que digamos. Consideran que tan variados o tan repetitivos estados de ánimo son dignos de terapia profesional, que algún tornillo en tu cabeza necesita ajuste o que, simplemente, estás pero bien pendejo. Esto no es ficción, hay casos documentados por muchos blogs, en los que sus autores tienen problemas por las cosas que escriben en sus changarritos. Es verdad que un tugurio como éste también te regala mucho, te puede regalar amigos a distancia [lo que me recuerda que tengo que ir al DF y a Monterrey a ponerme un par de buenas pedas] y ofrecerte puntos de vista tan pinches chingones, que difícilmente encontrarías en la gente que frecuentas. Curioso, ¿no?. Pero también está presente ese otro lado, que no deja de ser la navaja filosa al alcance del niño incauto.¿Un consejito? No le digan a nadie de su entorno que tienen un blog. Manténgalo celosamente en secreto, disfruten a sus tres lectores y agradezcan que Blogger aún no nos cobra por postear. Les será menos complicado, créanme.Y si quieren que alguien los conozca, coño, llévenlo a un hotel y déjense de mamadas.Jojojo! ¿saben qué es lo chistoso? que no seguirán el consejo, pues nadie experimenta en cabeza ajena, y de todos modos repartirán folletos con las direcciones de sus blogs. Pero, bueno, luego no digan que no les dijimos...